Big Data en España: del "hype" a la consolidación. En colaboración con: BEEVA
Artículo en colaboración con:
HD
Harvard Deusto
Business & Technology (Núm. 15) · TIC · Mayo 2015
Todos los que siguen las últimas tendencias y los avances en tecnologías de la información recordarán la explosión del término Big Data durante el año 2012. Su propagación en medios de comunicación especializados y, más adelante, en los generalistas lo convirtieron en un auténtico hype, que es como se conocen aquellos conceptos que disfrutan de una cobertura por parte de la prensa que, a veces, no se corresponde con su valor real. Ese año, muchos descubrimos nuevas tecnologías, como Hadoop y las bases de datos NoSQL, que venían con la promesa de ser capaces de tratar, almacenar y analizar grandísimas cantidades de información, estructurada y no estructurada, con alto rendimiento y a bajo coste.
Todo aquello sonaba tan bien que la mayoría de las empresas comenzaron a investigar y a realizar pruebas. Se había generado una necesidad, y el mercado estaba inquieto por hacerla frente. Se decía que los datos eran el petróleo del siglo xxi, que todas las empresas disponían en sus sistemas de tal cantidad de ellos que bastaba con tratarlos de la manera adecuada para mejorar significativamente la toma de decisiones y los procesos de negocio. A falta de casos de uso concretos, y sin referencias de otros competidores en el sector, se optó por trabajar con datos externos o con aquellos más periféricos para el negocio. En el primer caso, el ejemplo tipo fueron las redes sociales: había en Twitter tanto valor oculto que se hacía imprescindible realizar una escucha activa y procesar toda esa información desestructurada. En el segundo caso, se derivaron las competencias del Big Data al entorno digital, a los canales online, como la web corporativa y el e-commerce, lo que propició que el Big Data empezara a mezclarse con el discurso de márketing y a separarse del tecnológico. Parecía que todas las ventajas y beneficios del Big Data no iban a alcanzar las principales fuentes de información de las compañías.
Como ha ocurrido casi siempre, al hype le siguió la decepción: muchas de las tecnologías eran Open Source, pero nadie, aparte de los que habían investigado por su cuenta, parecía tener las competencias para sacar verdadero partido de ellas. Los usuarios de negocio no percibían el valor de los casos de uso que se habían seleccionado; y la gestión del cambio, que implicaba adaptarse a una nueva forma de hacer las cosas, no se había valorado en profundidad. Al final, la pregunta derivó en esta: ¿es el Big Data realmente una necesida...
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