A raíz de la pandemia, se han producido cambios muy notables en nuestra sociedad, en nuestra forma de vida habitual y en nuestros negocios. Desconocemos aún el impacto a largo plazo que tendrán los momentos vividos sobre la movilidad (global, regional y local), la configuración de las ciudades y espacios vitales, las relaciones sociales y la actividad empresarial derivada de todo ello. Es importante saber dónde estamos, pero ¿hacia dónde vamos? Y, aún más importante, ¿cómo preparar a las organizaciones para ello?
El 'shock' de la densidad digital en nuestro negocio: cómo afrontar una transformación que aún está por llegar
SS
Sandra Sieber
Business Review (Núm. 311) · TIC · Mayo 2021
Management & Innovation (Núm. 68) · TIC · Septiembre 2024
Conocemos el impacto directo que la pandemia ha tenido a corto plazo sobre sectores como la restauración, el turismo, el comercio o la educación. Pero lo cierto es que ningún sector ha quedado igual –todos han tenido que introducir ajustes más o menos severos para afrontar una realidad modificada por los efectos de una crisis sanitaria–, y ello ha generado la necesidad de explorar cuál va a ser en el largo plazo la “normalidad”. Hay que reflexionar sobre el mañana, sabiendo que tendremos que afrontar el reto de recorrer un camino que aún no se ha trazado. En este artículo se lanzan algunas ideas para desarrollar un marco de actuación que permita afrontar todos estos cambios de forma ordenada.
El punto de arranque: el auge de la digitalización
Uno de los efectos inmediatos de la pandemia ha sido el auge de la digitalización como solución (parcial) a los problemas directos que vinieron con el confinamiento, los aislamientos y la imposición de las distancias sociales. Un proceso en varias etapas:
1. Reacción. En un primer momento, muchas personas y empresas en todo el mundo tuvieron que reaccionar rápidamente para ajustar sus modelos de actividad a una nueva realidad de aislamiento, marcada por la imposibilidad de acudir a los puestos de trabajo habituales (ver el cuadro 1). En cuestión de días –en los casos en los que era posible–, tuvieron que implantar el teletrabajo, digitalizándose a marchas forzadas para poder seguir funcionando. Aprendieron a la brava a “telecomunicar”, utilizando solo medios digitales.
2. Redefinición. Al cabo de unos meses empezó una segunda fase de digitalización, la de redefinición del funcionamiento de la empresa de forma más sistemática. Se empezó a pensar en la implantación de una serie de iniciativas de “digital first”: home office sin papel, digitalización de procesos previamente manuales, introducción de modelos de servicio y ventas distintos, e incluso definición de nuevos productos y servicios. De este modo, trabajadores y directivos empezaron a adquirir nuevas capacidades para realizar sus tareas, ajustando ademá...
Sandra Sieber
Profesora del Departamento de Sistemas de Información de IESE Business School ·
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