La pandemia como nuevo catalizador tecnológico

Estamos en la segunda oleada, preocupados por los acontecimientos, pero con un aprendizaje de la primera y, por tanto, mayor conocimiento sobre la COVID-19 y su impacto en los entornos empresariales. Esto nos va a permitir tomar decisiones basándonos en los datos que nos llegan diariamente y adaptarnos de una forma más rápida para aprender a convivir con “el bicho” hasta que llegue una solución, si llega.

En este contexto, la gran mayoría de compañías tenemos claro que no podemos parar y que la única solución es la adaptación continua. Aquellas organizaciones con una cultura digital más arraigada han necesitado una menor curva de aprendizaje en aspectos como el trabajo remoto, el uso de herramientas en la nube o las interacciones no presenciales y asíncronas.

Sin embargo, el reto se ha presentado de la noche a la mañana en la puerta de aquellas compañías que no contaban con un plan de transformación digital y cultural, o este era a medio/largo plazo. Un proceso que, normalmente, puede requerir cinco años para implementarse con ciertas garantías, se ha realizado en apenas semanas. La digitalización y, concretamente, la nube han pasado a tener un protagonismo aún mayor del que se pronosticaba para este indeseable 2020, pasando de ser algo futuro u opcional para muchas compañías a algo del presente y necesario para todas.

Este hecho abre un campo de oportunidades para estas organizaciones. La digitalización forzada en nuevas compañías fomentará una adopción de la nube más rápida. Estamos convencidos de que en un período corto de tiempo tendrán la posibilidad de experimentar y conocer el valor que pueden extraer de sus datos en la nube, y tecnologías como Big Data y machine learning serán, en breve, una realidad en los proyectos de estas organizaciones.

Para ello, tres elementos serán claves: especialistas que guíen en la estrategia de migración a la nube, un adecuado gobierno de los datos y la explotación eficiente de los mismos a través de la creación de productos de datos digitales. A partir de ahí, se iniciará un círculo virtuoso e iterativo de “datos que llaman a más datos”, habilitando la generación de nuevos insights cuyo resultado es la ideación de nuevos casos de uso y, en consecuencia, nuevos productos de datos.