Por qué debemos invertir ya en inteligencia artificial
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Armando Martínez Polo
Business Review (Núm. 350) · TIC · Diciembre 2024
¿Cómo será el mundo en 2050? Sin duda, la inteligencia artificial es, junto con el cambio climático, uno de los grandes temas que marcarán el futuro de la humanidad. Pero preguntémosle a la IA generativa, la protagonista de este artículo. ChatGPT, el chatbot de IA generativa de Open AI, responde: “Se espera que la IA y la automatización estén mucho más avanzadas, con robots y máquinas inteligentes desempeñando un papel significativo en el trabajo y la vida diaria”. Gemini, el bot conversacional de Google, dice: “La IA, la realidad virtual y la biotecnología seguirán avanzando a pasos agigantados, transformando la forma en que trabajamos, nos comunicamos y vivimos”.
No es necesario consultar a un bot para saber que, en apenas un cuarto de siglo, nuestra civilización será muy distinta. En este escenario, sería interesante preguntarse: ¿qué rol debe jugar el sector privado? ¿Es la IA una prioridad estratégica para nuestras empresas? ¿Qué papel desempeñarán los líderes empresariales?
Sin miedo a la inteligencia artificial
La primera idea que me gustaría transmitir es que no hay que tener miedo a la IA. Pese a los vaticinios más agoreros, que hablan de un apocalipsis tecnológico en el cual los robots nos quitarán nuestros puestos de trabajo, la generalización de esta tecnología disruptiva será un motor de crecimiento y una herramienta eficaz para luchar contra desafíos urgentes de la humanidad, como el calentamiento global.
Es cierto que el mercado laboral no lo reconoceremos en unos pocos años. Muchas profesiones tradicionales desaparecerán o tendrán un papel testimonial: los empleados de ensamblaje y de manufacturas serán sustituidos por robots; las personas encargadas de atención al cliente, por chatbots, y los administrativos, por agentes virtuales, por poner algunos ejemplos.
El futuro será de los ingenieros de robótica; los especialistas en energías renovables, sostenibilidad y ciberseguridad; los expertos en genética y medicina personalizada; los biotecnólogos; los nanotecnólogos, y, por supuesto, los filósofos, eticistas…, de los que depende la construcción de una ética para este nuevo contexto.
De la mano de la IA, se nos presenta una gran oportunidad para solventar problemas endémicos de nuestra economía, como la baja productividad, el desempleo, los bajos sueldos y la escasez de mano de obra cualificada.
Es necesario hacer una pedagogía en positivo sobre el impacto de esta nueva tecnología disruptiva en las empresas y en nuestra sociedad. ¿Saben nuestros profesionales que los trabajadores que saben usar la IA tienen, de media, una prima salarial del 25% con respecto al resto de empleados? ¿O que las ofertas de puestos de trabajo que requieren este tipo de capacidades aumentan el triple de rápido que el resto? ¿Son conscientes nuestros empresarios de que los sectores más expuestos a la IA casi quintuplican su productividad? Son algunas de las esperanzadoras conclusiones del Barómetro global de la Inteligencia Artificial en el empleo 2024, elaborado por PwC, que ha analizado más de medio millón de ofertas de trabajo en quince países.
Una aliada contra el cambio climático
Pero la IA no solo ayudará a mejorar nuestra economía, sino que también puede ser el arma definitiva para luchar contra el cambio climático, nuestro gran desafío como civilización. PwC, de la mano de Microsoft y la Universidad de Oxford, ha elaborado recientemente el informe The Longevity Key for Business, que ha entrevistado en profundidad a más de cincuenta altos ejecutivos. Los directivos describen cómo la IA ya les está ayudando a mejorar la eficiencia, reducir costes y crear fuentes de ingresos, todo ello cumpliendo escrupulosamente los objetivos de sostenibilidad.
El informe pone algunos ejemplos muy esperanzadores, como el de una empresa que fabrica y gestiona turbinas eólicas, que está utilizando con éxito la IA para maximizar el rendimiento energético, analizando las condiciones del viento y aumentando la producción de energía. O el de un productor de acero que ha logrado reducir el uso de energía un 10% gracias a la IA, lo cual ha repercutido tanto en su cuenta de resultados como en su impacto medioambiental.
Como decíamos, muchas predicciones apuntan a que en 2050 estaremos en medio de un apocalipsis tecnológico y climático. Sin embargo, creo sinceramente que la IA es la herramienta fundamental que nos puede ayudar a marcar la diferencia en estos tiempos de incertidumbre, permitiendo a las empresas que apuesten por esta tecnología convertir los datos de los que ya disponen en conocimiento y despegar. Algunos estudios mencionan que la IA ha multiplicado su velocidad de aprendizaje por cien millones en los últimos diez años. ¿Qué no podrá seguir haciendo en el próximo cuarto de siglo, si apenas ha comenzado su camino?
Si a los profesionales les toca adaptarse, a los empresarios también. La IA permitirá a los altos directivos tomar decisiones manejando grandes volúmenes de datos en tiempo real, les ayudará a centrarse en tareas mucho más creativas y estratégicas, y tendrán a su disposición herramientas de análisis predictivo que les permitirán analizar las últimas tendencias y oportunidades de futuro.
La gestión del talento también será más sencilla gracias a la IA, que puede evaluar habilidades, analizar el rendimiento y recomendar planes de desarrollo de carrera personalizados.
Pero hay cosas que no podrán gestionar las máquinas: los ejecutivos tendrán que vigilar las “tripas” de los algoritmos de IA: supervisar que sean justos, que no tengan sesgos discriminatorios y que estén alineados con los valores de la empresa.
Los CEO de todo el mundo prevén que la IA tenga un fuerte impacto en su cuenta de resultados. El 46% de los encuestados en nuestra última Annual Global CEO Survey afirma que esta tecnología aumentará la rentabilidad de sus compañías, y el 41%, los ingresos. En esta misma línea, el 60% de los ejecutivos encuestados en la última Global Risk Survey de PwC cree que la IA es más una oportunidad que un riesgo. Nos toca convencer al otro 40% de que, si no deciden incluir la IA en su estrategia, se quedarán atrás.
Aunque suene exagerado, por algo Sundar Pichai, director ejecutivo de Google, ha llegado a decir que la IA es un avance más profundo que el descubrimiento del fuego o la invención de la electricidad.
Armando Martínez Polo
Socio responsable de Inteligencia Artificial en PwC ·
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