¿Sueñan los avatares con bolsos electrónicos?

Las potencialidades que ofrecen las nuevas plataformas digitales están dejando de ser elucubraciones lejanas para ir abriéndose paso como la próxima gran apuesta que deberán plantearse las marcas de todos los sectores. Un ejemplo de este vuelco se produjo el 17 de mayo de 2021: Gucci, marca de referencia internacional, decidió realizar en la plataforma Roblox un evento para vender reproducciones digitales de algunos de sus productos. El acto solo duró una hora, pero fue un éxito sin precedentes. El ansia por dotar a los avatares, en esa plataforma, de productos de la prestigiosa firma italiana llevó a un usuario a pagar por la versión digital de un bolso un precio superior a su versión tangible original.

Si bien este ejemplo puede verse como una excentricidad propia de los primeros pasos de un nuevo entorno, también es evidente que constituye un hito que marca la tendencia de una creciente comercialización de versiones digitales de todo tipo de productos. Este progresivo auge comercial implica, asimismo, la aparición de problemas legales vinculados al desembarco de las marcas en estos nuevos entornos digitales.

Como respuesta a esos desafíos, las autoridades europeas ya han dado los primeros pasos. Así, la Oficina Europea de la Propiedad Intelectual (EUIPO) adelantó en junio de 2022 un proyecto de directrices referidas al registro de marcas para “productos virtuales”, requiriendo que aquellos que soliciten una marca para productos digitalizados identifiquen específicamente las categorías de bienes que deseen proteger en tales entornos. Igualmente, la misma EUIPO ha anunciado que en la próxima edición de la Clasificación de Niza para marcas se incorporará el término “archivos digitales descargables autenticados por tokens no fungibles” en la clase 9. Estos son los primeros de los numerosos avances que esperamos como respuesta a una realidad que ha dejado de ser futuro para convertirse en presente.